De un tiempo a está parte, hemos demostrado como medio de comunicación que se puede trabajar con calidad. Para ello se debe cultivar una virtud: saber esperar a la noticia.
A veces la velocidad de las redes sociales y la urgencia por sostener una primicia, complejiza nuestro trabajo cotidiano. Semanario en está búsqueda de crecimiento, se encontró con la disyuntiva que hoy experimentan la mayoría de los medios de comunicación: el choque de dispositivos técnicos.
Antes necesitábamos estudiar, leer, en un contexto de silencio, de tranquilidad. Las bibliotecas públicas estaban preparadas para ello. Hoy en países como Finlandia, Suecia, lideres en educación, las escuelas se contextualizan en espacios con multiformatos. Los chicos estudian en un contexto multimedio, donde atesoran información de diversas formas y con diferentes dispositivos. La información tiene otro rol, y exige una mayor profundidad.
En este marco global, Semanario decidió apostar por la calidad y la serenidad, notas trabajadas con seriedad, compromiso, fuentes que marquen una diferencia. El lugar elegido para cumplir con ese rol, fue estrictamente el papel. Ese trabajo no se puede realizar en la inmediatez del día a día. El papel nos permite abrir el juego, contener a la realidad en palabras concretas, que no se puedan borrar, que sirvan como pruebas para sumar a un expediente judicial, que modifiquen las miradas, que existan, que estén materializadas físicamente. Este mensaje, quizás, no fue entendido en su totalidad por todos nuestros lectores.
Muchos creen erróneamente, que debido a la cantidad de información que contiene nuestra pagina web, el papel tiene el rol de cristalizar ese volumen informativo. La verdad no hay nada más alejado a este concepto. Semanario en papel, es periodismo en todos los sentidos, no se repiten notas que salen en nuestro sitio web, o en cualquier otro. Somos verdaderamente otro formato. Seriedad, capacidad de espera, y responsabilidad. Trabajamos las noticias en su totalidad. Investigamos. Damos a conocer otras miradas, otros reflejos de la verdad que vivimos a diario.
Tal es el caso que denota está realidad que, durante la jornada de hoy vivimos una experiencia diferente como medio. Nuestro Jefe de Deportes, Javier Leguizamón, desde su lugar como ciudadano, sintiendo que el tema lo merecía, publicó en su perfil de facebook, el relato de una experiencia personal vivida por un vecino de Junín. El relato, da a conocer intrínsecamente la fragilidad del estado municipal, su falta de presencia en las calles, la impunidad con la que muchos delincuentes se manejan, la organización, eficiencia y capacidad de acción con la que se delinque, un sistema en sí mismo. Rápidamente las redes sociales, se hicieron eco de este relato. Paginas webs colegas, levantaron este testimonio. Nosotros en ese instante de viralización aguardamos, el papel nos espera. Javier Leguizamón, con enorme criterio, además de ser ciudadano, es periodista, y tiene el olfato preparado para las noticias. Por ello, cuando se enfrentó a este tema, comenzó a trabajar en soledad y logró obtener como este tipo de relatos, otros, además de una serie de datos concretos que seguimos chequeando, tratando de desarrollar la constitución de una noticia que no solo se reduzca a testimonios, que trate de abordar con minuciosidad un problema, que involucra a toda la sociedad. Seguramente en algunas de las próximas ediciones de Semanario en papel, vamos a trabajar este tema con la calidad que nos caracteriza. Estamos convencidos que, el mundo que viene se va a basar en los multiformatos, con lo cual el papel, a pesar de muchas proyecciones, seguirá existiendo. Las publicaciones diarias van a perder intensidad, calidad, y los Semanarios, rápidamente, van a ocupar ese lugar. Pero deberán estar bien trabajados, deberán apostar por sostener en el tiempo mucha calidad, responsabilidad, capacidad para esperar a la noticia, serenidad, investigación y compromiso.
Sin dudas, en está primera parte de nuestra experiencia como medio, hemos logrado separar las aguas y cumplir con estas primeras premisas. La noticia diaria debe ocupar, con la fluidez necesaria, su lugar en la web. La noticia real debe estar bien trabajada, respaldada por las fuentes necesarias, y publicada en papel. Ese es nuestro horizonte, aquel que nos da existencia. En ese camino estamos trabajando. Contá con nosotros.
SEMANARIO
El relato dado a conocer por las redes sociales
MI VECINO
Hace poco, abrió su negocio. Le iba muy bien hasta hace poco, que la cosa empezó a cambiar. Igual, él llega temprano, como todos los días y se va tarde, muy tarde, de noche.
Se las rebusca, como la gran mayoría, que hace malabares para intentar vivir cada día mejor. A mi vecino, este último sábado le robaron la moto. La que usa para su trabajo. Es cómoda, va y viene a cada rato.
Mi vecino no vive en mi barrio. Es mi vecino porque al lado de mi casa está su negocio y además es mi vecino porque él mismo cada mañana levanta su mano con un "cómo vá vecino, buen día!".
Cuando me entero que le robaron la moto, me extrañó, pues la vi igual que siempre, en la vereda de su negocio, contra la vidriera. La película empieza con su relato.
"De la puerta de casa, me la sacaron; no escuché nada; salí c... en el auto de un amigo a la policía".¡¿Salieron a buscarla?! le tiro inocente, una pregunta...."No, en la comisaría me pidieron por favor que si la encontraba antes que ellos, les avisara así levantaban la denuncia!"(¿?).
Desesperado, mi vecino comenzó a ser Sherlock Holmes. Y en dos horas, En DOS horas pudo averiguar datos, lugares y personas que tienen "como trabajo",(entre comillas, obvio) robar sólo motos. Y no cualquiera. Averiguó que las más buscadas son las Yamaha, tipo Crypton, las Honda CG, y algunas de ese tipo. 110 y 125. Por ahí va la cosa. Son las que desarman rápido, un tablero cuesta dos lucas y es "pan caliente", y que son poquitos, apenas dos grupos los "capangas" del negocio. Y que tan organizados están que cada "jefe" tiene sus propios "empleados". Casi, casi una Pyme.
Obvio, con tanto dato, mi vecino enfiló a un lugar. Pero con un detalle que produce escalofríos. Antes, "un pibito" se acercó hasta su negocio (distante bastante lejos de su casa) para "preguntarle si le habían choreado la moto". ¿Qué sabés? "No, nada, (otros) comentaron por el barrio y me enteré que por 7 lucas te la devuelven"
Ahí,- le corto el relato- "¿Con esos datos, fuiste otra vez a la policía? "No, ni en pedo, que laburen". A las diez de la noche, por calle Discépolo "al fondo" en un barrio perdido dos pibes lo esperaban. El que lo visitó a su negocio, y otro más. Empezó la negociación "Trajiste la tela?"."Dejame ver la moto, quiero ver si está entera". Ya no estaba completa. El desguace había comenzado, y el tablero no existía. No fueron siete, pero cinco le costó.
Mi vecino, en sólo dos horas averiguó quién la tenía y dónde; le contaron que están tan organizados; que usan las redes sociales, como facebook, donde venden el producido del laburito: los repuestos; y como bonus track supo hasta quienes, con nombre y apellido estarían "manejando" el floreciente negocio en la ciudad.
En Junín, se roban más de dos motos por día. Para la estadística, -aquella que se denuncia e ingresa al sistema porque interviene la policía- es sólo una. Sólo que -como mi vecino- muchos prefieren pagar. Para recuperar su propio bien.
PD: Todas las preguntas que imagino se hacen, también me las he hecho.
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