“Al inicio del nuevo Gobierno, la situación del país era sumamente curiosa -dijeron-. Y lo sigue siendo. Por un lado, en términos económicos y sociales se trataba, y se trata, de una situación calamitosa por donde se la mire. Por otro, una sociedad que en términos colectivos no era ni es del todo consciente de esa situación”.
El mismo índice de confianza del consumidor de la CIF/Di Tella estaba en noviembre en 60,35 puntos, uno de los valores más altos de su historia. En este marco, Guillermo Oliveto, de la consultora W, expresa: “El gobierno tenía un problema profundo, con una macroeconomía con desajustes importantes y una micro que no veía la crisis ni nada que se le parezca. Hacía cuatro años que el consumo estaba estancado, no se creaba empleo, pero la gente eso no lo registraba. Ahora eso empieza a notarse”. El tema central es sin dudas la inflación, De hecho, “Las recientes medidas económicas han tenido un impacto directo en la evolución de los precios. Salto del tipo de cambio, eliminación de trabas y retenciones a las exportaciones y aumento de tarifas son los principales causantes de la aceleración que los índices de inflación registraron en los últimos meses -señaló ayer Ecolatina-. Más allá de la necesidad de llevar adelante dichas medidas, al dinamizar la inflación estas tuvieron un impacto directo en el ingreso disponible de las familias”. La lógica de la economia de consumo marca una conducta: Menos valor del dinero, es en términos concretos, menos consumo.
El golpe en el bolsillo obliga a tomar decisiones forzosas. Quiénes creían que el país no tenía una crisis la descubrieron de golpe. Del 60,35, el índice de confianza del consumidor cayó a 45,6.
“Hasta ahora fue pura luna de miel con el gobierno -señala Martín Redrado-. Pero en las últimas semanas comenzaron a aparecer alguna señales de cierta fatiga de esa ‘fidelidad’, que tarde o temprano iba a suceder, más en una economía con tantos desequilibrios por atender o ajustar, adonde hay ganadores y perdedores”.
“Hoy la gente tiene el mismo temor que había en 2014 luego de la devaluación, pero este año terminará siendo como 2015”, dice Oliveto. Esto es, el consumo no crecerá, pero tampoco seguirá cayendo. “Ahora estamos en el peor cuatrimestre, cuando se cruzan los precios nuevos con los salarios viejos”, añade. Los súper y los vendedores de electrodomésticos coinciden: dicen que el segundo semestre será mejor. El 65% de las pymes cree que este año, al final, venderá más, según una encuesta de Fundación Mediterránea. Lo que queda es atravesar el desierto. Serán dos o tres meses, según los más optimistas. Hasta el último trimestre del año, para otros. En medio, las paritarias pueden traer algún alivio. Restablecer la confianza en todos sus ordenes es sin dudas, la única salida. Mostrar la verdad es estrictamente necesario para salir adelante, sostener un equilibrio mesurado en nuestro país, hoy, es una necesidad.

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